CONSECUENCIAS
FISICAS Y PSICOLOGICAS PARA LA VICTIMA DEL BULLYING
El acoso escolar o bullying, al ser una conducta repetitiva y mantenida en el tiempo, acaba provocando en sus víctimas graves consecuencias físicas y psicológicas. A continuación, enumeraremos las más importantes:
· Problemas físicos: El niño o adolescente maltratado puede sufrir problemas de salud somática, como dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, trastornos del sueño, agotamiento…
· Pérdida de autoestima: El niño se siente solo, infeliz, atemorizado… Disminuye su autoestima y su confianza en sí mismo. La sensación de estar solo y de no recibir ayuda de nadie hace que también desconfíe de los demás.
· Problemas emocionales: Fobia al centro escolar, ansiedad, depresión… Estos problemas psicológicos pueden incluirse dentro de un cuadro de estrés postraumático.
· Agresividad: Cuando el acoso llega a las últimas fases, la victima puede sentirse tan acorralada que se ve obligada a recurrir a la agresividad, ya sea dirigida hacia el acosador o hacia sí mismo, pudiendo llegar a herirse a sí mismos o a intentar suicidarse.
· Culpabilización: Algunas familias, profesorado y centros escolares pueden reaccionar de una forma en la que parece que el culpable es la propia víctima (“Algo les harás para que te ataquen”, “El problema es que tú les provocas”, “Como no se defiende solo, los demás niños le ven como una víctima fácil”…). Estos pensamientos, que sugieren que es la propia víctima la que provoca las agresiones, le culpabilizan, agravando el problema.
· Consecuencias futuras: Según algunos estudios, los niños que han sufrido bullying durante su infancia o adolescencia son más propensos a ser víctimas de mobbing cuando llegan a la etapa laboral.
· Desarrollo social: El desarrollo de las habilidades y relaciones sociales de la victima quedará influido por la situación de acoso escolar, influyendo negativamente en sus capacidades de establecer relaciones en el futuro.
· Consecuencias académicas: El acoso escolar puede provocar falta de interés, motivación y atención en clase, con lo que el rendimiento del niño o adolescente acosado descenderá. Muchos de ellos desarrollan tal fobia al entorno escolar que abandonan sus estudios en cuanto les es posible, independientemente de los resultados académicos que estuviesen obteniendo antes de que comenzase el bullying.
Consecuencias para la víctima
Las consecuencias del acoso escolar son muchas y profundas. Para la víctima de acoso escolar, las consecuencias se hace notar con una evidente baja autoestima, actitudes pasivas, trastornos emocionales, problemas psicóticos, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, entre otros.
También se suman a eso, la pérdida de interés por las cuestiones relativas a los estudios, lo cual puede desencadenar una situación de fracaso escolar, así como la aparición de trastornos fóbicos de difícil resolución. Se puede detectar a una víctima de acoso escolar por presentar un constante aspecto contrariado, triste, deprimido, por faltar frecuentemente y tener miedo a las clases, o por tener un bajo rendimiento escolar.
Aparte de eso también corresponde al plano físico presentando dificultad para conciliar el sueño, dolores en el estómago, el pecho, de cabeza, náuseas y vómitos, llanto constante, entre otros. Sin embargo, eso no quiere decir que todos los niños que presenten este cuadro estén sufriendo por un acoso escolar. Antes de dar un diagnóstico al problema, es necesario que antes se investigue y se observe más al niño.
Consecuencias para el agresor
En cuanto a los efectos del Bullying sobre los propios agresores, algunos estudios indican que los ejecutores pueden encontrarse en la antesala de las conductas delictivas. También el resto de espectadores, la masa silenciosa de compañeros que, de un modo u otro, se sienten amedrentados por la violencia de la que son testigos, se siente afectado, logrando provocar cierta sensación de que ningún esfuerzo vale la pena en la construcción de relaciones positivas.
Para el agresor, el Bullying le dificulta la convivencia con los demás niños, le hace actuar de forma autoritaria y violenta, llegando en muchos casos a convertirse en un delincuente o criminal. Normalmente, el agresor se comporta de una forma irritada, impulsiva e intolerante. No saben perder, necesitan imponerse a través del poder, la fuerza y la amenaza, se meten en las discusiones, cogen el material del compañero sin su consentimiento, y exteriorizan constantemente una autoridad exagerada.
Consecuencias en los observadores
Un aprendizaje sobre cómo comportarse ante situaciones injustas:
Indiferencia.
Asumir la actitud de “No es mi problema, yo no me meto, así es la vida”
Posturas individualistas y egoístas
Deficiente aprendizaje sobre cómo comportarse ante situaciones injustas.
Exposición. Observación y refuerzo de modelos inadecuados de actuación.
Falta de sensibilidad ante el sufrimiento de los otros (Se produce una desensibilización por la frecuencia de los abusos).